Santa Clara de Asís. |
Al predicar el amor de Dios en la catedral de Asís, el Poverello despertó ansias y resoluciones de darse a la perfección, en el alma de una noble doncella llamada Clara Scifi. Ésta apartó a cuantos jóvenes la solicitaban por su hermosura y riqueza, y, por la poterna por donde sacaban a los muertos, huyó secretamente del palacio de sus padres para entregar a Jesucristo su corazón y juventud.
La tarde del domingo de Ramos, 19 de marzo de 1212, en la capilla de la Porciúncula, alumbrada por la movida y fulgurante luz de las hachas de los frailes, Clara se postró ante el altar de la Virgen, dio libelo de repudio al siglo y se consagró al Señor. Tenía diecinueve años.
A los pocos días se le juntó su hermana Inés. El piadoso retiro de San Damián, adonde envió Francisco a las dos vírgenes, llegó a ser cuna de una Orden admirable de mujeres que al principio se llamó de las Señoras Pobres, y que hoy día todos conocen con el nombre de Clarisas, derivado del de la fundadora Santa Clara de Asís.
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